lunes, 5 de marzo de 2012

HOMBRE COMO SER ESPIRITUAL Y MATERIAL


Algo que debemos tener muy en cuenta es que el hombre es un ser de la naturaleza pero, al mismo tiempo, la trasciende. Comparte con los demás seres naturales todo lo que se refiere a su ser material, pero se distingue de ellos porque posee unas dimensiones espirituales que le hacen ser una persona. Esto quiere decir que el hombre existe una dualidad de dimensiones, las materiales y las espirituales, en una unidad de ser, porque el humano es un único ser compuesto de cuerpo y alma. 

El Hombre como ser Espiritual se toma desde la definición donde se dice que “está hecho a imagen y semejanza de Dios”, pero este simple reconocimiento puede tomarse como algo egoísta radicándonos respecto a las demás especies; donde se busca colocar al hombre, de manera egoísta, en el primer lugar de la naturaleza, justificando un uso indiscriminado de los demás seres. Algo que debemos saber es que desde el punto cristiano el decir que el hombre está hecho a imagen y semejanza de Dios no afirma que tengamos un parentesco físico igual al de Dios, lo que busca aclarar es que tenemos las cualidades tanto espirituales como emocionales que él tiene como por ejemplo: el hombre es un ser personal, inteligente y libre, capaz de amar, capaz de relacionarse con su Creador, que puede conocerle y amarle, que es amado por Dios como persona. 

En cuanto al hombre como ser material se define como: “un viviente entre otros seres vivientes; pero eminentemente es un ser espiritual capaz de razonar y de crear”; este concepto se ha creado básica mente fijándonos en las necesidades físicas del hombre como su necesidad de interactuar con el entorno y como se adapta a el para poder sentirse cómodo consigo mismo. 

Cuando se toma lo espiritual con lo material es la creación del Alma y el Cuerpo donde se opta por dar un concepto el cual se define como substancias incompletas ya que el alma es una forma substancial del cuerpo. Un buen ejemplo podría ser cuando la Iglesia habla de alma y cuerpo, se refiere a las dimensiones espirituales y materiales de la persona, que es un ser único pero también subraya que el alma espiritual trasciende las dimensiones materiales y, por tanto, subsiste después de la muerte, cuando las condiciones materiales hacen imposible la permanencia de la persona en el estado que le corresponde en su vida terrena. 

Algo que debemos tener muy claro es la espiritualidad del ser humano y como puede llegar a ser de gran importancia en nuestra vida lo cual se encuentra ampliamente testimoniada por muchos e importantes aspectos de nuestra experiencia, a través de capacidades humanas que trascienden el nivel de la naturaleza material. En el nivel de la inteligencia, las capacidades de abstraer, de razonar, de argumentar, de reconocer la verdad y de enunciarla en un lenguaje. En el nivel de la voluntad, las capacidades de querer, de auto determinarse libremente, de actuar en vistas a un fin conocido intelectualmente. Y en ambos niveles, la capacidad de auto-reflexión, de modo que podemos cuestionar nuestros propios conocimientos. 

Tomando como base la espiritualidad humana y la vida cristiana la doctrina de la Iglesia habla sobre el alma humana donde afirma que no es algo meramente teórico; lo cual tiene importantes repercusiones en muchos aspectos de la vida cristiana. 

Por ejemplo, la vida moral no tendría sentido si no se admitiera la libertad, que supone la espiritualidad. De hecho, algunas confusiones doctrinales y prácticas arrancan de esa base: se niega la espiritualidad, se reduce la persona a los condicionamientos materiales (características genéticas, impulsos instintivos, condiciones físicas de vida), y se niega que exista auténtica libertad; en consecuencia, el cristianismo se reduciría a la lucha por unas metas que pueden ser legítimas, pero que se refieren sólo a la vida terrena. La lucha por alcanzar la virtud y evitar el pecado no tendría sentido, o en el mejor caso, las nociones de virtud y pecado deberían re-interpretarse, alterando toda la enseñanza moral de la Iglesia. 

Si no se admitiese la inmortalidad del alma, tampoco tendría sentido la escatología intermedia, o sea, el estado de las almas después de la muerte y antes de la resurrección final. Sin embargo, la Iglesia ha definido solemnemente que el destino del alma queda decidido inmediatamente después de la muerte, yendo al cielo o al infierno, o en su caso, yendo al cielo después de la necesaria purificación. Tampoco tendrían sentido las oraciones de la liturgia de la Iglesia que se refieren a esa escatología intermedia, ni la intercesión de los santos (ni, por tanto, las beatificaciones y canonizaciones). 

Si se altera la doctrina sobre el alma, también se alteraría la doctrina sobre Jesucristo, que tomó cuerpo y alma, bajó a los infiernos después de su muerte, resucitó al tercer día, y está realmente presente en la Sagrada Eucaristía también con su alma humana. 

El materialismo, teórico y práctico, es una de las principales fuentes de confusión en nuestra época. Por este motivo, tiene una especial importancia profundizar en la doctrina de la Iglesia sobre la espiritualidad humana. 

Para concluir es muy importante tener en cuenta que el alma y el cuerpo son diferentes pero se necesitan uno del otro para poder crear un cierto equilibrio; con esto quiero decir y dar a conocer las gran importancia que tiene el hombre como ser material y espiritual que según lo expuesto en este texto, también es importante reconocer como el hombre desde su estado material influye en la necesidad de cuestionarse a si mismo buscando respuestas sobre su existencia y su creados; también reconocer como el hombre como ser espiritual tiene muchas de las cualidades de Dios y como a través de los años y diferentes doctrinas antropológicas, filosóficas y teológicas ha sido criticado por su supuesto domino de la comunidad material en este caso su entorno y como por medio de sus necesidades lo ha transformado para poder entrar en comunidad consigo mismo desde el punto material y ser espiritual.

2 comentarios:

  1. Andrés, importante cuando haces ver las implicaciones que se tienen de ver o no ver al hombre como ser espiritual. De igual manera cuando hablas del equilibrio que es pensar al hombre como ser material y espiritual.

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  2. genial este trabajo, gracias por brindarlo

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